De los dos géneros, el más vulnerable es el género femenino, porque es un grupo infrarepresentado. Eso es evidente. Por eso cuando hablamos de violencia de género, pensamos en violencia contra las mujeres. Yo soy de la firme opinión de que debemos realizar más acciones afirmativas en pro de las mujeres, porque la situación sociocultural lo amerita, y porque estamos en una abrumadora desventaja.
Pero dentro de esta diferencia aplastante, quiero reflexionar un poco acerca de la violencia de género de la que son víctimas los hombres. Es curioso ver que son víctimas en sus propias manos, lo cual es otra diferencia de las víctimas mujeres, que suelen serlo a manos de varones. La que yo creo que es la violencia ejercida contra los hombres, tiene su origen en la socialización de su género. Se les enseña que ser varón implica ser violento, tener que ser poseedor de tierras y propiedades, ser insensible -o al menos no demostrar que se es sensible-, no reconocer que se necesita ayuda.
Y todos estos aprendizajes, derivan en violencias sencillas, como la represión de los propios sentimientos, hasta violencias extremas como la tortura y la guerra. Las guerras hasta hoy (salvo la dirigida por Juana de Arco) han sido todas iniciadas y realizadas por hombres. Los acusados de tortura suelen ser hombres (por eso tanto escándalo con aquella soldada americana que torturó presos políticos), y así suma sigue. A los hombres se les enseña a ser victimarios, y muchas veces son víctimas de sí mismos. Cosas tan ridículas como morir de enfermedades curables por no querer ir a atenderse médicamente.
Empezada la reflexión quiero aclarar que la violencia contra las mujeres no es ni de broma equiparable a la ejercida contra ellos, pero quisiera no invisibilizarla para que vean cómo perpetrar estos estereotipos es terrible para hombres y mujeres, aun cuando no sea en la misma medida.
Pero dentro de esta diferencia aplastante, quiero reflexionar un poco acerca de la violencia de género de la que son víctimas los hombres. Es curioso ver que son víctimas en sus propias manos, lo cual es otra diferencia de las víctimas mujeres, que suelen serlo a manos de varones. La que yo creo que es la violencia ejercida contra los hombres, tiene su origen en la socialización de su género. Se les enseña que ser varón implica ser violento, tener que ser poseedor de tierras y propiedades, ser insensible -o al menos no demostrar que se es sensible-, no reconocer que se necesita ayuda.
Y todos estos aprendizajes, derivan en violencias sencillas, como la represión de los propios sentimientos, hasta violencias extremas como la tortura y la guerra. Las guerras hasta hoy (salvo la dirigida por Juana de Arco) han sido todas iniciadas y realizadas por hombres. Los acusados de tortura suelen ser hombres (por eso tanto escándalo con aquella soldada americana que torturó presos políticos), y así suma sigue. A los hombres se les enseña a ser victimarios, y muchas veces son víctimas de sí mismos. Cosas tan ridículas como morir de enfermedades curables por no querer ir a atenderse médicamente.
Empezada la reflexión quiero aclarar que la violencia contra las mujeres no es ni de broma equiparable a la ejercida contra ellos, pero quisiera no invisibilizarla para que vean cómo perpetrar estos estereotipos es terrible para hombres y mujeres, aun cuando no sea en la misma medida.
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