Hace muchos años, un alebrije, como la gran mayoría, estaba tratando de entender al resto de los alebrijes. Su conducta le parecía fascinante, y decidió dedicar su vida al estudio de estas criaturas. Sabía que existía la investigación cualitativa y cuantitativa. Le gustó más la primera, le parecía que tenía más sentido describir las experiencias de ser un alebrije que ponerle números a todo.
Así, hizo su investigación y arrojó resultados sorprendentes. Lo cierto es que fue duramente criticado. No podía llamarle ciencia a una investigación que de poco o nada servía para predecir. Un burro (¿?) le sugirió que mejor la hiciera cuantitativa. Que la forma más efectiva de hacer ciencia, era ofrecer clasificaciones. El alebrije se emocionó muchísimo porque al fin había descubierto cómo hacer ciencia. Y ahí va, el alebrije, midiendo y agrupando a lo bestia:
Se decía: "casi todos los alebrijes miden un metro. Eso es lo normal, y es aburrido. Escribiré sobre aquellos que están por debajo e encima de la norma". Lo cierto es que el alebrije era muy perezoso y poco observador, así que de 154,000 estaturas diferentes de alebrijes, sólo escribió sobre tres: la normal, la que estaba inmediatamente por dejabo, y la que estaba justo por encima.
Por cuestiones políticas, el alebrije se hizo muy famoso junto con su ridículo estudio. El resto de los alebrijes lo aclamaban, y pronto todos compraban su libro: "Sobre la estatura de un alebrije". Hablaba de algo más o menos irrelevante, porque en realidad medir el tamaño de un alebrije no aportaba más conocimiento sobre la criatura. Total, fue tanto su éxito (si a eso se le puede llamar éxito) que pronto varios alebrijes fundaron una Facultad de ciencias de la Estatura. Salieron los alebrijes muy expertos en estas artes, y como es de imaginarse, empezaron a medir a cuanto alebrije se les acercara.
Los alebrijes que medían 1.2cm empezaron a sentirse muy raros, muy muy raros. No encontraban ni ropa que les quedara porque sobra decirlo, la ropa se empezó a fabricar se hizo bajo los estándares del libro ya mencionado. Así, empezaron a ser anormales, y a buscar desesperadamente la "cura" para su "trastorno".
Iban a consultorios médicos de alebrijes, donde les cortaban un pedacito o les aumentaban según fuera el caso...
Bueno ¿ya se entendió el punto, verdad? Me da flojera seguir escribiendo un cuento tan tonto, sólo para decir que es más inteligente observar la realidad tal cual es, en lugar de usar siempre esos comodines que son las cosas ya escritas respecto a la naturaleza humana, y que por contraste no encajan. Así, vemos que hay gente frente a nosotras (o nosotros) que no encaja perfectamente en lo que de antemano sabíamos. Ahí, podemos decidir aprender algo nuevo, o tratar de obligar a esa persona a que entre en nuestra cajita de la realidad, porque nos desconcierta que no quepa en ninguno de nuestros estereotipos.
Con su permiso, les saludó Ser Filosofista desde su silla de Jueza Universal.
Así, hizo su investigación y arrojó resultados sorprendentes. Lo cierto es que fue duramente criticado. No podía llamarle ciencia a una investigación que de poco o nada servía para predecir. Un burro (¿?) le sugirió que mejor la hiciera cuantitativa. Que la forma más efectiva de hacer ciencia, era ofrecer clasificaciones. El alebrije se emocionó muchísimo porque al fin había descubierto cómo hacer ciencia. Y ahí va, el alebrije, midiendo y agrupando a lo bestia:
Se decía: "casi todos los alebrijes miden un metro. Eso es lo normal, y es aburrido. Escribiré sobre aquellos que están por debajo e encima de la norma". Lo cierto es que el alebrije era muy perezoso y poco observador, así que de 154,000 estaturas diferentes de alebrijes, sólo escribió sobre tres: la normal, la que estaba inmediatamente por dejabo, y la que estaba justo por encima.
Por cuestiones políticas, el alebrije se hizo muy famoso junto con su ridículo estudio. El resto de los alebrijes lo aclamaban, y pronto todos compraban su libro: "Sobre la estatura de un alebrije". Hablaba de algo más o menos irrelevante, porque en realidad medir el tamaño de un alebrije no aportaba más conocimiento sobre la criatura. Total, fue tanto su éxito (si a eso se le puede llamar éxito) que pronto varios alebrijes fundaron una Facultad de ciencias de la Estatura. Salieron los alebrijes muy expertos en estas artes, y como es de imaginarse, empezaron a medir a cuanto alebrije se les acercara.
Los alebrijes que medían 1.2cm empezaron a sentirse muy raros, muy muy raros. No encontraban ni ropa que les quedara porque sobra decirlo, la ropa se empezó a fabricar se hizo bajo los estándares del libro ya mencionado. Así, empezaron a ser anormales, y a buscar desesperadamente la "cura" para su "trastorno".
Iban a consultorios médicos de alebrijes, donde les cortaban un pedacito o les aumentaban según fuera el caso...
Bueno ¿ya se entendió el punto, verdad? Me da flojera seguir escribiendo un cuento tan tonto, sólo para decir que es más inteligente observar la realidad tal cual es, en lugar de usar siempre esos comodines que son las cosas ya escritas respecto a la naturaleza humana, y que por contraste no encajan. Así, vemos que hay gente frente a nosotras (o nosotros) que no encaja perfectamente en lo que de antemano sabíamos. Ahí, podemos decidir aprender algo nuevo, o tratar de obligar a esa persona a que entre en nuestra cajita de la realidad, porque nos desconcierta que no quepa en ninguno de nuestros estereotipos.
Con su permiso, les saludó Ser Filosofista desde su silla de Jueza Universal.
Comentarios
Un saludo y a seguir escribiendo tan bien.
Un abrazo y, como siempre, mucho gusto leerte.
Enrique: siéntete libre de copiar lo que te venga en gana de este blog, y usarlo como te plazca. Aparte de que no soy celosa con lo que escribo, y no creo en mi propiedad intelectual, sé que sabrás darle un buen uso.
Abrazos.
:)