Esta entrada es lo mismo que la anterior, redactada diferente.
Hay cosas que (obviamente como todo en este blog, son sólo mi punto de vista) creo que son indispensables para que una relación funcione. Decir que nos gustaría un novio o una novia que sea respetuosa, suena igual a decir "me gustaría tener un teléfono con el que se puedan hacer llamadas". No funciona una relación sin respeto, entendiendo "funcionar", en el sentido de que brinde felicidad.
Sin esas cosas esenciales difícilmente se puede tener una relación sana. Si tuviera que ennumerarlas, empezaría con la confianza. Desde poder contarle lo que sea libremente, hasta no tenerle miedo. Y el miedo abarca desde el recelo para hablar de ciertas cosas, hasta temblar ante su presencia por miedo a perder la vida. Confianza de que esa persona va a estar ahí en las buenas y las malas, para salvarte del tiburón en la playa en lugar de burlarse de que fuiste a acariciarle los dientes, o reprocharte, o peor aún, echarle porras al tiburón.
Otra es el respeto. No concibo la felicidad en una relación donde la otra persona te dice: "oye cariño, definitivamente se me hace taaaaaaan tonto que pierdas tiempo en esas manifestaciones". Y tú en tu alucinación de que vas a cambiar el mundo por plantarte frente al palacio de gobierno. La equidad es otra. Una relación donde ambas personas decidan en conjunto lo que a ambas les incumbe. El apoyo, con sensatez, claro. No creo que a alguien le haga gracia que su novia o novio le apoye la idea de suicidarse a media depresión.
Hay cosas que (obviamente como todo en este blog, son sólo mi punto de vista) creo que son indispensables para que una relación funcione. Decir que nos gustaría un novio o una novia que sea respetuosa, suena igual a decir "me gustaría tener un teléfono con el que se puedan hacer llamadas". No funciona una relación sin respeto, entendiendo "funcionar", en el sentido de que brinde felicidad.
Sin esas cosas esenciales difícilmente se puede tener una relación sana. Si tuviera que ennumerarlas, empezaría con la confianza. Desde poder contarle lo que sea libremente, hasta no tenerle miedo. Y el miedo abarca desde el recelo para hablar de ciertas cosas, hasta temblar ante su presencia por miedo a perder la vida. Confianza de que esa persona va a estar ahí en las buenas y las malas, para salvarte del tiburón en la playa en lugar de burlarse de que fuiste a acariciarle los dientes, o reprocharte, o peor aún, echarle porras al tiburón.
Otra es el respeto. No concibo la felicidad en una relación donde la otra persona te dice: "oye cariño, definitivamente se me hace taaaaaaan tonto que pierdas tiempo en esas manifestaciones". Y tú en tu alucinación de que vas a cambiar el mundo por plantarte frente al palacio de gobierno. La equidad es otra. Una relación donde ambas personas decidan en conjunto lo que a ambas les incumbe. El apoyo, con sensatez, claro. No creo que a alguien le haga gracia que su novia o novio le apoye la idea de suicidarse a media depresión.
Comentarios