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Dialéctica.

¿En qué momento sucedió que las ganas de tener la razón, superaron en las personas las ganas de conocer la verdad? Suponiendo, claro, que exista un momento así en nuestra historia. Tal vez sólo fueran algunos filósofos (y las escasas filósofas) los que lo intentaron. Tal vez, algunas personas de ciencia buscan genuinamente descubrir realidades en lugar de probar que tienen la razón. ¿Cuánta gente tiene la apertura mental necesaria para alegrarse por probar su hipótesis nula, sólo por haber descubierto algo? ¿Cuántas personas están dispuestas a sacrificar el reconocimiento social en aras del conocimiento?

Me imagino que quienes se dedican a las ciencias exactas lo tienen más sencillo que quienes hacen ciencia social. A fin de cuentas, se entiende que un racista se apoye en las pruebas psicométricas para apoyar su tesis de la superioridad de ciertas... ¿razas?

Por esto, los experimentos en las ciencias sociales tienen a veces resultados contradictorios. ¿Qué tan sesgada está una persona cuyo trabajo científico puede tener impacto político?

Imagino cómo sería un mundo donde las personas tuvieran todas, la humildad de reconocer como insuficiente o equivocado un argumento propio para darle paso a la razón. Un mundo donde fuera más valorada la verdad que la vanidad personal. ¿No tendríamos entonces mejores juicios, mejor ciencia, mejores relaciones?

Mientras tanto, que se entienda la palabra dialéctica como el arte de tener a costa de lo que sea, la razón. O al menos, que así lo parezca.

Comentarios

Enrique ha dicho que…
Nunca he leído nada de ese Schopenhauer, pero vi el libro de "El arte de tener la razón" hace poco en la librería de mi Facultad y me llamó la anteción. ¿Qué tal está?

Besos.
FiloSofista ha dicho que…
Muy gracioso, aunque creo que por algo no lo publicó :(

Me hubiera gustado tanto conocerlo...
Ser Filosofista ha dicho que…
Sentí raro que le digas "ese" jaja.

Cuando empieza El mundo como voluntad y representación, prácticamente dice que no cree que alguien sea tan inteligente para entenderlo a la primera. Podrá ser arrogante, pero tampoco me sorprendería que no se equivocara, es pesado y demasiado profundo para el gusto de mucha gente.

En cambio El arte de tener siempre la razón, es simple y burlón. Lo publicaron ya cuando él había muerto, no sé qué opinaría de eso...

Si no fuera de él, yo jamás lo hubiera leído. Me parece gracioso, pero improbable viniendo de alguien que efectivamente solía tener la razón (al parecer). Creo que debió escribir uno titulado "Por qué siempre tengo la razón". Aunque de alguna forma esa idea está en todos sus libros...

Igual, si te interesa leer a un hombre brillante y amargado hasta decir basta, léelo :)

Yo lo amo.
Enrique ha dicho que…
Ok. Gracias por la recomendación.

En cuanto a lo de "ese"... se me escapó. Quise hacer la frase de una manera, luego la cambié y olvidé quitar el "ese".

Jaja.

¡Saludos!

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