No puedo concentrarme y me dicen que es normal porque estoy en el último año del doctorado. Mi terapeuta dijo que era porque así se siente cualquiera con la pandemia. También dicen que es porque tengo problemas de concentración, pero sé que es algo más que eso.
Me han contado que los domingos la gente tiende a sentirse triste, sobre todo cuando no tienen pareja o amistades con planes atractivos que igual van a rechazar. No me ha pasado los domingo porque todos los días se me hace idénticos. Estoy tan desorganizada y con la mente en todas partes que me despierto siempre a la misma hora y me duermo después de horas de intentarlo. Me está costando demasiado trabajo escribir. Perdí el apetito, y menos mal porque ya no me queda la ropa.
Perdí las ganas de todo, y las ganas de que me den ganas. Todo me sabe a cera, y a veces siento que voy a llorar sin entender el motivo. No puedo llorar aunque quisiera. No estoy triste. La verdad es que no sé qué siento. ¿Será lo mismo que siente la gente los domingos, pero yo lo siento siempre?
Leí por ahí que las personas con trastorno límite de la personalidad sienten un constante vacío. Yo no tengo eso, pero empatizo un poco con el vacío porque no sé de qué se está tratando la vida. Si eventualmente nos vamos a borrar de la faz de la tierra y la tierra también se va a borrar, ¿para qué todo esto y a dónde va? La vida no tiene un propósito, ya sé, pero es más difícil vivirla sin la ilusión de uno.
No puedo conectar realmente con nadie porque no sé qué me pasa y no puedo expresarlo. Esta es probablemente la entrada más aburrida de este blog. Sé que he escrito peores pero esta duele de lo aburrida, porque no se trata de nada, porque no está pasando nada. Siento que estoy esperando la muerte con un chingo de indiferencia. No sè què es esta apatìa, ¿la siente todo mundo o sòlo la gente que està terminando su doctorado?
Quiero emocionarme y me sobran motivos, pero está bien de hueva todo porque todo sabe a cera y porque la incomodidad del domingo se extendió como cáncer a lo largo de la semana, y luego hizo metástasis en cada jodido mes y así se nos va a ir el año.
Sin nada que quejarse, nada que celebrar, sin productividad, sin mucha convicción cuando decimos que el capitalismo nos conquistó y por eso medimos nuestro valor personal en productividad y horas trabajadas.
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