Mi bisabuela tenía 107 años el día que se murió. Antes de eso le preguntaban cómo hacía para vivir tantos años, y contestaba: "no guardo un agravio por más de tres días". Después, ya a solas con sus bisnietas y bisnietos, nos decía que sepa la chingada por qué estaba viviendo tanto, que tal vez se le había olvidado a Dios. Me parecía ver miedo en su cara, pero nunca he sido buena para interpretar gestos así que puedo estar equivocada. Decía que si bien no sabía por qué estaba viviendo tanto, era cierto que no valía la pena guardar rencores. He pensado mucho sobre eso últimamente, porque tengo la impresión de que hay demasiado enojo en el ambiente. Las injusticias a las que han sido sometidos los grupos vulnerables son razón más que suficiente para estar enojada. Entiendo el enojo que sentimos las mujeres que no podemos salir a la calle tranquilamente sin que un hombre nos joda el día o la vida. Pero también estoy cansada de tanto enojo. Siempre he sido este cúmulo de contrad...