Hace muchos años, un alebrije, como la gran mayoría, estaba tratando de entender al resto de los alebrijes. Su conducta le parecía fascinante, y decidió dedicar su vida al estudio de estas criaturas. Sabía que existía la investigación cualitativa y cuantitativa. Le gustó más la primera, le parecía que tenía más sentido describir las experiencias de ser un alebrije que ponerle números a todo. Así, hizo su investigación y arrojó resultados sorprendentes. Lo cierto es que fue duramente criticado. No podía llamarle ciencia a una investigación que de poco o nada servía para predecir. Un burro (¿?) le sugirió que mejor la hiciera cuantitativa. Que la forma más efectiva de hacer ciencia, era ofrecer clasificaciones. El alebrije se emocionó muchísimo porque al fin había descubierto cómo hacer ciencia. Y ahí va, el alebrije, midiendo y agrupando a lo bestia: Se decía: "casi todos los alebrijes miden un metro. Eso es lo normal, y es aburrido. Escribiré sobre aquellos que están por debaj...