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Mostrando entradas de mayo, 2015

La importancia de la familia

Cada generación trae consigo un cambio de valores. Hace muchas décadas, el honor era de las cualidades más importantes del ser humano, y debía ser salvado incluso a costa de la vida. Después, la vida fue tan importante que no era relevante la calidad de la misma. Ni siquiera importaba si una persona la quería o no: debía sostenerse estóicamente aún si sus condiciones eran deplorables. Se propuso entonces la eutanasia o el suicidio asistido para quienes encaraban una enfermedad incurable, o se encontraban en condiciones físicas deplorables y sin posibilidad de cambio, pues ahora la felicidad y el disfrute estaban por encima de la vida en bruto. Esto debería hacernos pensar en qué tan importantes son en realidad los valores de nuestra generación. He estado leyendo un libro de la CNDH sobre alienación parental, en el que dicen: Por otro lado, en la actualidad se manifiesta una crisis evidente de la institución familiar que recae en la figura del matrimonio y todo lo que de ello der

La obligación de ser felices.

La publicidad nos presiona a ser felices. La gente publica en las redes sociales, que es inmensamente feliz aunque no lo sea. Corta su vida y exhibe sólo la mejor parte. No conformes con eso, publican que nadie debería publicar sus problemas, hablar sobre su infelicidad. Las personas lo ven y se deprimen porque sus vacaciones no son tan geniales, sus relaciones de pareja no son tan buenas, sus desayunos no son tan deliciosos, su trabajo no es tan divertido. La gente triste se pone más triste porque no cumple la obligación social de ser feliz. Tenemos la obligación de ser felices criando niños y niñas que sacrifican la mitad de nuestras vidas, de ser felices para siempre con una pareja que tal vez cinco años después ya no queremos, que en muchos de los casos, odiamos. Tenemos la obligación de ser felices en la pobreza y la enfermedad, en la discriminación, en el terror, en la ausencia de nuestros padres y madres que hace años nos dejaron. Tenemos la obligación de ocultar un amante, un p

Ser madre es aberrante.

De verdad. Que te crezca una gran panza es lo de menos. Lo peor es lo que viene. Tener que hacerte cargo de otra persona que va a depender tantísimo de ti... No sé. Las niñas y niños son extremadamente sensibles a los cambios de humor de la madre, y se debe estar todo el tiempo feliz para no darles en la torre (joderles, pues). Se debe tener todo el tiempo disponible para contestar con cuidado y tan ampliamente como auieran todas sus preguntas, ayudarles a reflexionar en lugar de sólo contestarles para imponerles una verdad y adoctrinarlos como chimpancés. Hacerles comida sana, vigilar todo el tiempo que no tengan malas influencias en televisión o en otras partes, soportar que hagan berrinches antes de aprender a no hacerlos, oír sus gritos y sus lloridos en la noche, cambiar sus pañales... Las mujeres que ya son madres me cuentan que es lo mejor que les ha pasado... Hasta que toman confianza. Entonces muchas dicen que quisieran no haber tenido, o que habrían tenido menos, o después. A