El mundo se conmovió con la imagen de un pequeño niño Sirio que se ahogó. Aylan Kurdi, de tres años. Me da muchísimo gusto que la gente se conmueva y haga algo (cualquier cosa) frente a las tragedias de lxs demás. Eso no evita que me encabrone seriamente cuando pienso en cómo nadie se conmueve hasta que sale en los medios de comunicación masiva.
Ahora resulta que juntan firmas e imploran para que México reciba a no sé cuántos refugiados sirios (y eso está bien, yo encantada, ya firmé y todo) pero no pueden mover un dedo frente a todxs lxs migrantes sudamericanos que se joden la vida o el cuerpo o la salud mental tratando de cruzar nuestro territorio. Les ponen una foto y ahora sí quieren areeglar un problema horrendo que lleva años. Años. Años. Antes de que alguna persona que no lea bien diga algo, permítame aclarar: estoy de acuerdo totalmente con dar refugio a quienes huyen de la guerra (como si fuera sencillo...). Y del hambre, y de la esclavitud. De la violencia, de la mutilación, de la persecución.
El país tiene más de 25.000 desaparecidxs, y a la gente le importa un carajo. Pero eso sí, todo mundo publica en Facebook y Twitter e Instagram que Nos faltan 43.
A la gente que sí cabe en lo que acabo de escribir: ME PINCHE ENFERMAN.
Me enferma que lxs mueva la moda y no la compasión. Aunque si tengo que elegir entre que lxs mueva la moda y que no lxs mueva nada, elijo lo primero.
Comentarios