A propósito de la frase, pensaba en las conversaciones que a veces he tenido con algunas mujeres que no creen que ya no necesitamos el feminismo porque podemos votar y leer y prácticamente hacer todo lo que hacen los hombres, si en serio lo queremos...
Tenemos el machismo tan metidote en la cabeza que no lo vemos siquiera, o en otras palabras, nos tratamos de mover y aunque las cadenas nos regresen, no nos enteramos. Si no intentamos obtener puestos de poder, no nos enteramos del techo de cristal. Si no intentamos abortar, no nos enteramos de lo complicado que es en un montón de países. Si no andamos en autobús en ciertos países, no nos enteramos de qué se siente pensar cuidadosamente en la ropa que una se va a poner, por si algún idiota no se pone de pie para que pases al asiento de al lado (en el menor de los casos). Si no tenemos juntas importantes con un montón de hombres, y no hablamos estando con ellos, no nos enteramos de qué tanto interrumpen a las mujeres. Incluso aunque pase, lo tenemos tan normalizado que apenas lo notamos. Es nuestro pan de cada día, así que no veo cómo podríamos notarlo.
También puede ser como cortarse el cabello después de tenerlo larguísimo por años. No notas el peso hasta que te lo sacas de encima. No notas la diferencia de cómo eres tratada entre hombres hasta que lo comparas con estar con puras mujeres. Descubrí un grupo de mujeres que programan. Decidieron hacer un grupo de puras mujeres porque, oh sorpresa, nadie las trata con condescendencia cuando están entre mujeres. Hace años un hombre me vio guardar mi lap top. Recuerdo sus palabras, una por una: "primera mujer que veo que cuida su computadora". Supongo que él me creerá incapaz de programar. ¿O tal vez crea que soy la excepción y voy a ser la primera mujer que conoce que sepa programación?
Sólo las que se intentan meter en campos que son dominados por hombres, sienten la resistencia. Sólo las que van contra la corriente son señaladas. Sólo las que quieren cambiar el mundo sienten cuando va en la dirección equivocada.
Todos los días me pregunto hasta dónde vamos a llegar el día que todas sintamos las cadenas.
Tenemos el machismo tan metidote en la cabeza que no lo vemos siquiera, o en otras palabras, nos tratamos de mover y aunque las cadenas nos regresen, no nos enteramos. Si no intentamos obtener puestos de poder, no nos enteramos del techo de cristal. Si no intentamos abortar, no nos enteramos de lo complicado que es en un montón de países. Si no andamos en autobús en ciertos países, no nos enteramos de qué se siente pensar cuidadosamente en la ropa que una se va a poner, por si algún idiota no se pone de pie para que pases al asiento de al lado (en el menor de los casos). Si no tenemos juntas importantes con un montón de hombres, y no hablamos estando con ellos, no nos enteramos de qué tanto interrumpen a las mujeres. Incluso aunque pase, lo tenemos tan normalizado que apenas lo notamos. Es nuestro pan de cada día, así que no veo cómo podríamos notarlo.
También puede ser como cortarse el cabello después de tenerlo larguísimo por años. No notas el peso hasta que te lo sacas de encima. No notas la diferencia de cómo eres tratada entre hombres hasta que lo comparas con estar con puras mujeres. Descubrí un grupo de mujeres que programan. Decidieron hacer un grupo de puras mujeres porque, oh sorpresa, nadie las trata con condescendencia cuando están entre mujeres. Hace años un hombre me vio guardar mi lap top. Recuerdo sus palabras, una por una: "primera mujer que veo que cuida su computadora". Supongo que él me creerá incapaz de programar. ¿O tal vez crea que soy la excepción y voy a ser la primera mujer que conoce que sepa programación?
Sólo las que se intentan meter en campos que son dominados por hombres, sienten la resistencia. Sólo las que van contra la corriente son señaladas. Sólo las que quieren cambiar el mundo sienten cuando va en la dirección equivocada.
Todos los días me pregunto hasta dónde vamos a llegar el día que todas sintamos las cadenas.
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