Cada generación trae consigo un cambio de valores. Hace muchas décadas, el honor era de las cualidades más importantes del ser humano, y debía ser salvado incluso a costa de la vida. Después, la vida fue tan importante que no era relevante la calidad de la misma. Ni siquiera importaba si una persona la quería o no: debía sostenerse estóicamente aún si sus condiciones eran deplorables. Se propuso entonces la eutanasia o el suicidio asistido para quienes encaraban una enfermedad incurable, o se encontraban en condiciones físicas deplorables y sin posibilidad de cambio, pues ahora la felicidad y el disfrute estaban por encima de la vida en bruto. Esto debería hacernos pensar en qué tan importantes son en realidad los valores de nuestra generación. He estado leyendo un libro de la CNDH sobre alienación parental, en el que dicen: Por otro lado, en la actualidad se manifiesta una crisis evidente de la institución familiar que recae en la figura del matrimonio y todo lo que de ello der...